Baluchistán: la rebelión eterna

La crisis entre Irán y Pakistán, por la situación de Baluchistán, hizo salir a luz, la realidad de un espacio, que desde largo tiempo ha sido motivo de fricción entre Islamabad y Teherán. La región, se caracteriza por la presencia mayoritaria del pueblo baluchi, una etnia indoirania, con una identidad cultural muy fuerte, que desde hace años ha mostrado un fuerte sentimiento autonomista, especialmente del lado paquistaní. Estamos ante una región postergada, empobrecida, lo que alimentó la creación de organizaciones armadas, agregándose la existencia de una próspera economía “subterránea” basada en el contrabando.

Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro

Especial para LA POLIS desde Buenos Aires.  

Baluchistán, es una región árida, situada en el extremo oriental de la meseta iraní, dividida en dos provincias: Baluchistán del lado de Pakistán y Sistán – Baluchistán del lado iraní.  Existen minorías baluchis en las zonas meridionales de las provincias afganas de Nimruz, Helmand y Kandahar. Dicha etnia, es un pueblo iranio, que habla una lengua también irania, pero emparentada con el kurdo, lo evidencia que su origen está fuera de la región citada. El país de los baluchis fue parte del imperio persa aqueménida en tiempos de la Antigüedad, conquistado por el imperio de Alejandro Magno, para luego pasar por distintas manos: partos, sasánidas, reyes locales, destacándose la Rai de Sindh, que fuera derrotada por los árabes en el año 644, que conquistaron la región costera conocida como “Makran”.  En el siglo IX, los turcos selyúcidas invadieron la antigua Persia, obligando a los antepasados de los baluchis a desplazarse a la región, entrando en contacto con un pueblo dravídico proveniente de la India, adoptando costumbres sedentarias y dando origen a una serie de reinos y confederaciones tribales. Tengamos en cuenta que la región estaba habitada por poblaciones indoiranias desde hacía milenios. En el siglo XVI, el país quedó dividido entre el imperio del Gran Mogol de la India y el Imperio persa safávida. El escaso control por parte de ambos imperios, permitió mantener la peculiar identidad baluchi, entre ellos conservar la fe islámica sunnita, frente a la expansión del chiismo y una independencia política de facto.

En 1666 fue establecido el Kanato de Kalat, nominalmente vasallo del imperio mogol, que extendió el control sobre la actual provincia paquistaní de Baluchistán. Su primer monarca Mir Ahmad pasó gran parte de su reinado luchando contra las tribus afganas. En 1783, el puerto de Gwadar, fue vendido al fundador de la dinastía reinante en Omán.  En el siglo XVIII, los baluchis fueron conquistados por el imperio persa de Nadir Sha y los vecinos afganos. El kanato de Kalat entró en crisis dividiéndose en diversos principados, pero el kanato sobrevivió, pero con un territorio más reducido. En 1740 asumió en el trono de Kalat, Nasir Khan, héroe nacional para los beluchis. Fue una época de prosperidad y verdadera independencia, extendiendo su poder hacia otros principados y áreas tribales.

Mir Sharif Gurginari. Kan de Kalat fines del siglo XIX. En tiempos de la India Británica

En 1839 los británicos se hicieron presentes, dado que buscaban usar el territorio baluchi, con el objetivo de invadir Afganistán, instalando en Kalat, un gobernante aliado.  En 1854, Kalat era parte del imperio británico de la India como protectorado y en 1877, fue creada la Agencia de Baluchistán, designando un Comisionado en Jefe, para gobernar los distintos principados baluchis (Kalat, Makran, Las Bela y Kharan) y otras áreas que tenían un régimen de gobierno colonial directo, como la actual ciudad de Quetta.  La frontera entre el Baluchistán británico y el persa, fue delimitado entre los años 1871-72 y con rectificaciones entre los años 1895-96.

En la región de Baluchistán coexistían diversos grupos étnicos, culturales y religiosos, como el caso de los comerciantes hindúes, sikh, ismailíes o bahai. Incluso grupos tribales, a pesar de no ser estrictamente baluchis, se consideran parte, por usar el idioma y haber sido asimilados culturalmente. El idioma ha sido elemento unificador, dado que ha sido empleado para su uso intertribal e interétnico. Bajo la administración británica, se consolida la idea de un “Baluchistán”. El tribalismo es un factor a considerar, los jefes conocidos como “sardar” desde el siglo XVI, acumularon una significativa cuota de poder, condicionando al propio kan de Kalat.

En 1932, la vida política de Baluchistán, tuvo como hito, de la mano de Yusuf Ali Khan Magsi, la Primera Conferencia Baluchi de toda la India en Jacobabad, que derivó en la formación del Pattido Nacional del Estado de Baluchistán, una rama del Congreso Nacional Indio.  Así nacía el primer movimiento político baluchi. En 1939, un abogado local, Qazi Muhammad Isa, creó la Liga Musulmana de Baluchistán en una mezquita de Pishin. Dicho personaje fue parte del Comité de Trabajo de la Liga Musulmana y en 1940, junto a Liaquat Alí Khan, impulsaron la rama provincial de la Liga Musulmana, liderada por quién sería el “padre” de Pakistán, Alí Jinnah. Su actividad fue limitada, en parte por la Segunda Guerra Mundial.

Mapa del antiguo kanato baluchi de Kalat.

En 1943, Alí Jinnah, visitó la provincia, donde participaron numerosos jefes tribales y fue huésped del Kan de Kalat, pero los avances de la Liga fueron limitados por disputas tribales. Las exigencias de reformas políticas se incrementaron a partir de 1945, incluyendo una huelga masiva en 1947en la ciudad de Quetta, capital provincial.  En el mes de junio de dicho año, la Shahi Jirga, el parlamento provincial, votó a favor junto con la municipalidad de Quetta de integrarse al nuevo estado de Pakistán. Qazi Muhammad Isa, referente de la Liga Musulmana local, le informó a Jinnah, que los delegados del kanato de Kalat fueron excluidos, por considerarlos que no representaban legítimamente a las masas. Una maniobra para evitar que dicho estado principesco hiciera valer la opción de la Ley de la Independencia de la India, de optar por un estatus separado. Existió desde la perspectiva del nacionalismo baluchi una clara manipulación, algo que fue frecuente durante la partición de la India Británica.  El Congreso Nacional Indio, se opuso a la creación de Pakistán, Jinnah contraatacó pidiendo un referéndum, que rechazaron los británicos, que buscaron hasta último momento ser árbitros de la política de los nuevos estados.

Alí Jinnah junto al último Kan de Kalat, Ahmad.

La integración “forzada” de los baluchis en Pakistán

El soberano de Kalat, Ahmed Yar Khan, tuvo que hacer frente a las presiones de la Liga Musulmana y los reclamos del Congreso Nacional Indio. En un primer momento apoyó la idea de la creación de Pakistán, pero reservó el derecho a la independencia. Desde la India, argumentaron que era un estado principesco indio y debía devolver una serie de territorios arrendados. Pakistán argumentó que era heredero de los Acuerdos entre la India Británica y los estados principescos. Kalat sostuvo que nunca lo fue, y que los acuerdos fueron entre el kan y los británicos. El último virrey de la India, Lord Mountbatten, sostuvo que Pakistán era sucesor de los derechos en materia de los acuerdos de la India Británica. El kan se vio envuelto en una delicada situación, y finalmente, por presión de los sardars, jefes tribales aceptó negociar su integración a Pakistán. Los estados tributarios de Kalat, presionaron a los paquistaníes a que aceptaran su integración sin consultar al estado de Kalat, bajo amenaza de integrarse unilateralmente.  La crisis humanitaria que afectaba a los estados tributarios de Kalat, aceleró la integración a Pakistán, y lo llevaron a cabo sin consultar al kan en marzo de 1948. El 27 de marzo Radio India, señaló que el kan de Kalat había adherido formalmente al estado pakistaní. Aislado y sin apoyo externo, agregándose la carencia de un ejército capaz de resistir la embestida de Karachi, Ahmed Yar Khan, solicitó su integración al nuevo estado. el hermano del kan, príncipe Kareem, que no aceptaba la anexión, tuvo que exiliarse en Afganistán, luego de intentar organizar una rebelión armada.  Ahmed Yar Khan conservó su título tradicional de Kan, hasta la disolución de la provincia de Kalat en 1955.

En 1958, Nawab Nauroz Khan, lideró una nueva rebelión, dado que el gobierno paquistaní, adoptó una política centralizadora, donde los jefes tribales perdían poder. Detenido, murió en prisión. Sus hijos y sobrinos que participaron en la rebelión fueron condenados a muerte por traición. La tercera rebelión estalló en 1960, cuando el gobierno federal, bajo el precepto de “Gran Unidad”, siendo recortadas las facultades de la asamblea provincial.  Los jefes tribales lanzaron una campaña de guerra de guerrillas, exigiendo además que las ganancias de los campos de gas, fueran compartidas con las tribus afectadas.  En 1970 hubo un cese el fuego, cuando el presidente Yahya Kan, terminó con el proceso de “Gran Unidad” y devolvió poderes a las provincias, además de reconocer a Baluchistán como una provincia homogénea, incorporando los viejos territorios de los estados principescos, el puerto de Gwadar – adquirido a Omán por compra en 1958 – y territorios que habían estado gobernados directamente por el alto comisionado británico.

En 1973, los gobiernos afgano e iraní, apoyaron a los rebeldes baluchis, que lanzaron una nueva ofensiva que costó la vida de 5000 baluchis y 3.000 militares paquistaníes. El Ejército de Liberación de Baluchistán o ELB, era una realidad desde 1964, pero el esfuerzo de las fuerzas de seguridad paquistaníes, impidieron que se consolidara la influencia soviética en este grupo y en movimientos políticos baluchis. El presidente Bhutto, impuso la ley marcial, suspendió la autonomía provincial que derivó un conflicto con otros movimientos baluchis. La cuarta rebelión duró entre 1973-77 con miles de víctimas civiles. La abolición del sistema Sardari o de jefaturas tradicionales, debilitó seriamente a los insurgentes.

El apoyo soviético al parecer fue más moral e ideológico que real. Desde Afganistán, en manos de un régimen marxista, el ELB tuvo cierto apoyo, pero se cree que el Ala de Investigación y Análisis, rama de inteligencia exterior india, tuvo bastante que ver con el envío de armas y entrenamiento a los baluchis. Habrá que esperar el inicio del siglo XXI, para que el ELB volviera a sus acciones armadas.

El Ejército de Liberación de Baluchistán ¿movimiento separatista o agente desestabilizador?

Esta organización armada, data de los años 60 y en el año 2000, volvió a la lucha armada, centrando su esfuerzo en una campaña de atentados contra objetivos militares paquistaníes y económicos, incluyendo extranjeros, especialmente chinos.  Su campaña incluyó más de 600 ataques a carreteras, tramos ferroviarios, y campos de gas. El régimen de Islamabad, buscó hacer la vista gorda, y evitar un enfrentamiento abierto. Las tensiones por Cachemira, el activismo del islam radicalizado en las zonas tribales, son problemas serios que distrae esfuerzos, evitó el despliegue masivo de fuerzas militares.  El ELB perfeccionó sus tácticas, empleando explosivos más potentes, cohetes y con ataques con un mayor nivel de sofisticación, lo que valió en 2019 que el Departamento de Estado de los Estados Unidos los calificara como grupo terrorista.  La retirada de Estados Unidos y sus aliados en 2021, de Afganistán, abrió las puertas para que el enorme arsenal dejado, fuera empleado por los comandantes talibanes para comercializarlo en el mercado negro. Se sospecha que el ELB se benefició de este equipamiento.    

En 2022, en un ataque coordinado contra dos bases paquistaníes, las fuerzas del ELB, pusieron en evidencia su poder de fuego. En el Asia Times, trascendió que los atacantes llevaban armamento de origen estadounidense con miras nocturnas. En un comunicado del ELB, señaló que los combates duraron varios días, reteniendo instalaciones militares, generando importantes daños, en manos de la Brigada Majeed, unidad de elite de este grupo, especializada en ataques suicidas. 

Los ataques del ELB no se reducen a objetivos paquistaníes, sino contra intereses chinos. Las acciones fueron sumamente audaces, destacándose el intento de toma del consulado chino en Karachi, en noviembre de 2018.  En 2019 fue atacado un importante hotel, donde se alojan funcionarios y técnicos chinos.  El ataque a las guarniciones de Noshki y Panjgur, coincidieron con la visita del primer ministro paquistaní Imran Khan a China.  En abril de 2022, el ELB empleó a la primera  mujer combatiente suicida contra el Instituto Confucio de Karachi, donde murieron varios profesores chinos. Pocos días después, se difundió un video del ELB, donde uno de los comandantes de esta organización señalaba: El Ejército de Liberación de Baluchistán les garantiza que el CPEC fracasará miserablemente en la tierra de los baluchíes… aún tienen tiempo de abandonar Baluchistán, o serán testigos de una represalia de los hijos e hijas de los baluchíes que nunca olvidarán. El CPEC, son siglas en ingles del Corredor Chino Paquistaní, que conecta al gigante asiático con los puertos del Índico. Maniobra geopolítica que genera fuertes resistencias en la India. Es por ello que, desde Islamabad, consideran que el ELB, está apoyado por Nueva Delhi, cuyas actividades se ven potenciadas por la llegada de los talibanes en Afganistán, convirtiéndose en un santuario, teniendo acceso a refugio y armas. Es altamente probable, que este movimiento sea un factor de utilidad para interferir en los intereses chinos en Pakistán, distraer fuerzas a Islamabad de Cachemira, con sus costos asociados.

Castillos de Sib y Suran en el Baluchistán iraní.

La crisis de enero de 2024 entre Irán y Pakistán.

La insurgencia baluchi es factor de tensiones entre los gobiernos de Irán y Pakistán, con acusaciones cruzadas. Por ejemplo Teherán, acusó en reiteradas oportunidades el apoyo de Islamabad al grupo armado Jaish al-Adl – Ejército de la Justicia – de carácter sunnita y separatista, con integrantes de la etnia baluchi,  que tiene bases en Pakistán.  En diciembre de 2023, 11 policías iraníes fueron muertos en un asalto a una comisaría en la provincia de Sistán Baluchistán, por parte del citado grupo. En 2023, una decena de soldados y de fuerzas de seguridad paquistaníes resultaron muertos por ataques de la insurgencia baluchi, que según Pakistán, tienen bases en Irán.

La decisión de Teherán de lanzar un ataque aéreo a presuntas bases del grupo Jaish al Adl Pakistán, puso en evidencia las crecientes diferencias entre ambos países, por la incapacidad de alcanzar mecanismos de seguridad en sus fronteras, agregándose aspectos geopolíticos. El resultado fue la muerte de cuatro personas, entre ellos tres niños, según el gobierno de Pakistán.  La respuesta de Islamabad no se hizo esperar y fue por medio de drones y cohetes, con un saldo de nueve muertos. La justificación del ataque residió en actuar frente a santuarios del grupo insurgente ELB, señalando que la operación militar fue realizada en búsqueda de su propia seguridad e interés nacional y que respetaba la soberanía e integridad territorial de Irán.

La revolución islámica de 1979, distanció profundamente ambos países, dado que Pakistán ha sido un firme aliado del rival geopolítico de Irán, Arabia Saudita. La región de Beluchistán, es un especio “sin ley” caracterizado por altos niveles de subdesarrollo, agregándose las tensiones separatistas desde los años 50. La expansión en los últimos tiempos de organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico y contrabando, que transformó el citado territorio, en ambos lados de la frontera, en un lugar peligroso, generando diferencias importantes, que derivó en la crisis de enero de 2024.

Miembros del Ejército de Liberación de Baluchistán,

La tensión llevó al Primer Ministro interino Anwaar ul Haq Kakar a convocar el Consejo de Seguridad Nacional, pero la intervención discreta de la diplomacia turca y china, permitió que las tensiones se redujeran drásticamente.  Estados Unidos ha sido el gran ausente en esta crisis y la falta de apoyo desde hace años al ejército paquistaní, llevó a Islamabad, a confiar en otros actores. China precisa que la crisis sea superada rápidamente, dado que ha invertido US$ 46.000 millones en el desarrollo del Corredor Chino Pakistaní, abriendo las puertas a Pekín al océano Índico. Al parecer, Washington presta cierto apoyo muy discreto al grupo Jaish al-Adl, como también hace la vista gorda con el grupo talibán Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), que ha estado centrando sus acciones contra objetivos chinos. Más de un observador independiente, considera que la operación iraní sobre territorio paquistaní, tiene que ver con la “guerra fría” que libra Teherán y Washington en la región, sin que este último, se involucre abiertamente. La crisis finalmente, derivó un creciente protagonismo de China en la resolución del conflicto, agregándose también la de una nueva “estrella en ascenso” en el avispero de Medio Oriente: Turquía.

En este entramado complejo, cabe agregar la intervención de la India, país que Islamabad acusa abiertamente de apoyar la insurgencia baluchi y Afganistán, que bajo la égida Talibán, ha dado refugio a líderes insurgentes baluchis, como el caso de Brahumdagh Bugti, siendo objeto de debate, las razones por las cuáles Kabul, apoya al Ejército de Liberación de Baluchistán.

Los ataques del mes de enero de 2024, es vista como un refuerzo de los “halcones” del régimen de Teherán, de la necesidad de conflictos externos, para lidiar con cuestiones de política interna, donde el régimen fue cuestionado abiertamente luego de la muerte de la joven Mahas Amini en 2022, que desató fuertes protestas. En el olvidado Sistán Baluchistán, las protestas fueron objeto de una dura respuesta del régimen de los ayatolás, tal vez para aprovechar la ocasión y debilitar aún más las organizaciones armadas baluchis y desbaratar posibles apoyos externos.

Deja un comentario